
Continúa el juicio contra Gjert Ingebrigtsen por maltrato físico y psicológico contra su hijo, la estrella mundial Jakob Ingebrigtsen, y su hija Ingrid. Este lunes, el progenitor ha negado los cargos y se ha defendido ante el tribunal noruego describiéndose como un padre “excesivamente protector”.
“Les pido su comprensión porque me parece una situación muy difícil. Estoy muy nervioso”, comenzó testificando ante los cinco jueces del Tribunal de Distrito de South Rogaland. Y empezó a llorar en la sala 1 del juzgado de Sandnes al hablar sobre su infancia y las dificultades económicas de su familia.
“Me convertí en padre muy joven, con una gran necesidad de proteger”, declaró el primer día de los tres en los que va a testificar ante el tribunal de Sandnes (suroeste). “Me volví lo que se podría llamar excesivamente protector”, añadió, según declaraciones recogidas por la cadena NRK.
Me convertí en padre muy joven, con una gran necesidad de proteger
El ex entrenador, de 59 años, recordó que se convirtió en padre a los 22 y que no había tenido un modelo en el que fijarse ya que el suyo murió cuando Gjert tenía sólo cuatro años. “Realmente no estaba preparado para el papel de padre, no teníamos ayuda (…). El rol de padre se convirtió en una enorme necesidad de protección y control ante cualquier forma de riesgo. Siempre tuve la conciencia culpable de no poder darles los bienes materiales que otros tenían”, dijo Ingebrigtsen al hablar de sus siete hijos.
Jakob Ingebrigtsen llegando al juicio.
Niños “mimados e ingratos”
Gjert Ingebrigtsen explicó que las finanzas de la familia mejoraron a raíz de la compra de una peluquería para Tone, su mujer. A partir de ahí “los niños tuvieron bicicletas, patinetes, ciclomotores y coches. Que nosotros sepamos, nadie más hizo eso. Fue una prioridad de nuestra parte. Les dimos lo que nosotros mismos no podíamos permitirnos“, dijo. “Empezamos a mimar un poco a los niños, pensando que sería algo bueno por lo que recibiríamos algún tipo de agradecimiento. Pero lo que finalmente vimos fue que cuanto más los mimábamos, más ingratos se volvían”, añadió.
Nunca hemos practicado ninguna forma de castigo en la crianza de los niños
A lo largo de la semana pasada, Jakob (24 años) e Ingrid (18) testificaron contra su padre. El bicampeón olímpico reconoció que su “infancia estuvo marcada por el miedo” con un padre controlador, manipulador y “extremadamente autoritario”. Ingrid, por su parte, relató algunos episodios de violencia como la pegó por olvidarse el pulsómetro antes de un entrenamiento o cuando la obligó a entrenar en la cinta pese a sus problemas respiratorios.
El progenitor, que podría enfrentarse a una pena de seis años de cárcel, se ha declarado inocente y ha negado haber sometido a alguno de sus hijos a abuso físico o psicológico. “Nunca hemos practicado ninguna forma de castigo en la crianza de los niños”, dijo ante el tribunal. “He dedicado mucho tiempo a implementar la no violencia en la crianza de mis hijos. La violencia no es la solución a nada”, añadió.
Nunca hemos practicado ninguna forma de castigo en la crianza de los niños
Jakob y sus hermanos rompieron con su padre, y durante muchos años entrenador, en febrero de 2022. Meses después trascendieron los motivos en una entrevista en la que explicaron que durante años habían sido objeto de maltrato físico y psicológico, con episodios de humillaciones verbales e incluso golpes, como en una ocasión en que el progenitor habría golpeado en la cabeza y abofeteado a Jakob por llegar tarde a una carrera. La policía abrió una investigación a toda la familia -tiene siete hijos-, pero sólo se juzgan los hechos sobre Jakob e Ingrid, ya que el resto se ha archivado por falta de pruebas o por haber prescrito.
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