
El Real Madrid fue uno de los impulsores de la creación de la Copa de Europa de fútbol allá por 1955. Dos años más tarde también tuvo un peso importante, con la figura de Raimundo Saporta, en el nacimiento de la de baloncesto. El club blanco también fue de los que encabezó en 2000 la ruptura con FIBA y la marcha a la Euroliga. Desde hace tiempo es el principal partidario de romper con la UEFA Champions League para fundar la Superliga de fútbol. Con esos antecedentes, ¿alguien tiene dudas de lo que hará ante la llamada de la NBA y su futuro desembarco en Europa?
La entidad madridista ha estado siempre a la vanguardia de las nuevas competiciones y cuesta pensar que no vaya a encabezar esta nueva ruptura con el régimen del baloncesto europeo. Lleva tiempo sin esconder sus desavenencias con la Euroliga. El último ejemplo, cuando tocó votar si se llevaba la Final Four de esta temporada a Abu Dhabi, que iba a aportar una buena cantidad de dinero: 75 millones de euros por tres ediciones. Los blancos y el Olympiacos fueron los únicos de entre los 13 clubes propietarios de la competición que estuvieron en contra.
Varios jugadores disputan un balón durante un partido de la Euroliga.
También es difícil imaginar que la NBA se haya decidido a ejecutar el desembarco en Europa sin tener el “sí” del Madrid. Desde las oficinas de Nueva York no se dan puntadas sin hilo. Crear una competición sin el mejor activo del baloncesto europeo sería empezar con mal pie. El club blanco es la gran pieza del deporte a este lado del Atlántico y una de las marcas más importantes del mundo. El comisionado Adam Silver lo sabe. En la FIBA, con la que irá de la mano, por supuesto que también.
A ello se une el viejo anhelo de los presidentes del Madrid de jugar en la NBA. Algunos, ignorando cuestiones económicas y hasta geográficas, soñaban con que les hicieran un hueco directamente junto a los Lakers, los Celtics, los Warriors… Ante esa imposibilidad, bueno es vincularse a la Liga estadounidense ante su aterrizaje en Europa, marcado para el curso 2026-27.
Capacidad de atracción
De entre todos los asuntos que quedan por resolver en este nuevo lío del baloncesto europeo, el Madrid es la madre del cordero. Por su importancia como institución y como marca y porque de su decisión puede depender el futuro de la canasta en el continente. Dada su capacidad de atracción incluso para sus enemigos, si se marcha con la NBA y la FIBA, muchos le querrán seguir, dando un golpe mortal a la Euroliga.
Desde Estados Unidos dicen que todavía no han firmado nada con ningún club. El contrato de los blancos con la Euroliga finaliza, como el del resto de propietarios, precisamente en 2026 y no hay certeza de que se vaya a ampliar pese a que la competición renovó su vinculación hasta 2036 con IMG, un gigante del marketing deportivo, que debería aportar solidez al proyecto. Desde el Madrid guardan silencio sin posicionarse, pero es difícil creer que no vaya a tomar parte en otra revolución en el deporte continental.
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