
Leiva nos recibe rodeado de gente. Una frase corta y directa al mentón basta para que su equipo se sitúe en las marcas. Es hora de charlar. Sólo su inseparable sombrero hace de barrera infranqueable. Un ‘gigante’ sin pies de barro.
Leiva posa para la promoción de su nuevo disco
- ¿Cómo definiría ‘Gigante’, su sexto álbum de estudio?
- Me da la sensación de que es el disco más confesional y explícito de toda mi carrera. Es difícil definir una cosa que llevo tantos años componiendo y grabando.
- ¿En qué momento empieza a sonar este disco en su cabeza?
- Siempre escribo cuando estoy de gira. Hago canciones por una pulsión humana, casi de manera terapéutica. Me ayudan a relacionarme conmigo mismo y con el mundo, aunque también me sirven para esconderme. Cuando tengo un buen número de canciones y veo que me gustan más de 10 ya pienso en un nuevo disco.
- ¿Ha recuperado alguna canción del baúl de los recuerdos para este nuevo álbum?
- Nunca lo he conseguido. Las canciones te representan durante poquito tiempo. Luego, con los años, algunas recuperan su vigencia. En mi caso, las canciones del cajón nunca me representan. Cuando abro ese cajón suelo pensar:‘ya no estoy aquí ni musical ni personalmente’. Este disco esta formado por canciones escritas en este último año y medio. Todo lo que he escrito antes no me ha parecido que tuviera la calidad suficiente ni tampoco que hablase de mí tanto como lo hacen las canciones elegidas.
- ¿Cuál es la canción de ‘Gigante’ que mejor le representa?
- En cada disco suelo identificar la canción que para mí es la más redonda, aunque mi sensación no suele parecerse a la del público. Soy especialmente malo en esa faceta como demuestra mi interminable historial de fracasos. Mi percepción en este álbum es que ‘Ángulo muerto’ tiene un texto especialmente redondo. Recuerdo pensar:‘esto se parece mucho a lo que quería decir’. Es la canción de la que me siento más orgulloso.
- ¿Cuántas canciones no pasaron el corte definitivo y se quedaron por el camino?
- Es un trabajo que hago con Carlos Raya, mi productor. Habitualmente suelen entrar entre 25 y 40 canciones. Siento que el disco va a ser peor si no tengo mucho y bueno donde elegir. En este caso, se veían muy claras las que debían pasar el corte. Como se suele decir, conviene no olvidar que el elemento más importante en la habitación de un creador es la papelera.
- Un disco grabado entre Texas y Madrid y masterizado en Nashville. Imagino que hacer tantos kilómetros tenía como objetivo encontrar un sonido muy concreto.
- Fuimos a un estudio en un pueblo que se llama Tornillo (El Paso, Texas) porque queríamos grabar en cinta, en analógico, con una artillería muy cuidada. Es un tipo de grabación que últimamente persigo porque exige dos cosas:tocar bien y estar muy concentrado. La duración de la cinta es corta y no permite hacer 30 tomas. A día de hoy, busco nuevas herramientas para mantener la ilusión.
- En este disco ha tocado la mayor parte de los instrumentos, ¿síndrome ‘Juan Palomo’?
- Hay una parte del disco grabada por mí y otra, cuatro o cinco canciones, grabada con banda. Hago ‘demos’ en casa durante todo el año y, en muchos momentos, el sonido que encuentro me cuesta más explicárselo a otro músico que grabarlo yo. Es así de simple.
- Ha grabado‘Caída libre’ con Robe Iniesta, un genio de difícil trato. Imagino que habrá muchas anécdotas…
- Robe es hermético. Tiene muy bien cultivado el misterio y eso, en estos tiempos, me encanta. Ha sido una experiencia alucinante, no me lo esperaba. Muchos músicos le llamaron y siempre dijo no. Yo esperaba la misma respuesta, aunque tenía la sensación de que ‘Caída libre’ era un traje a su medida. Sólo me la imaginaba con él. Al final, las canciones se ponen por delante de los artistas y él se vio en la canción. No tuvo más remedio. Me siento muy afortunado por haber vivido a su lado este proceso.
- Tras tantas experiencias vividas en su dilatada carrera, ¿qué le diría a su yo de hace 25 años?
- Que merece la pena apostar por lo que te dice tu intuición. Cuando eres un chaval desconfías de ella y te fías más de las sugerencias externas. Merece la pena seguir el camino que te dicta algo dentro. Eso hay que escucharlo.
- ¿Cómo lleva que el éxito se mida por el número de reproducciones en una plataforma?
- Ahora mismo competir con la inmediatez y con la cantidad de contenidos que hay es imposible. El algoritmo, tarde o temprano, te va a escupir. Merece la pena generar un camino propio, más lento y sin obedecer a las muchas sugerencias de la industria.
- ¿Hoy en día enfrentarse a un papel en blanco es motivo de preocupación por si se malinterpreta?
- En el espacio de creación intento que no entre nunca la autocensura. Estaríamos muy jodidos, ya tenemos más que suficiente con la censura. Además, no puedo introducir ese elemento porque estaría limitando algo muy importante que es la libertad, y yo milito mucho en la libertad de expresión. Sí es cierto que ahora, cuando tengo que exponer públicamente mis reflexiones, voy con un pequeño freno de mano. Todos tenemos miedo a ofender y al escarnio público.
- ¿Qué le da más miedo la IA o los que aprietan el botón de la IA?
- La Inteligencia Artificial es como el mundo, evoluciona. Me dan más miedo los humanos.
- Se ha convertido en un plus de identidad estar desafinado ahora que el Auto-Tune se ha convertido casi en religión?
- El Auto-Tune era una herramienta para ayudar a afinar a la gente que le costaba y se ha convertido en un estilo en sí mismo. No lo juzgo. Hay cosas que me gustan mucho y otras que no me gustan nada. Como todo.
- Nadie se conoce mejor que uno mismo. Hábleme de sus virtudes y de sus defectos. En el terreno musical, por supuesto.
- Tengo margen de mejora en mi voz y en mis cualidades vocales, un apartado en el que siempre he estado limitado. Lo bueno es que esas limitaciones han hecho que refuerce mi compromiso con los textos a la hora de vestir historias. Ha sido mi virtud para sobrevivir:tener la inteligencia de identificar que yo como cantante no funciono y que mi valor es otro, contar cosas.
- No sé si será cosa mía, pero da la impresión de que ahora se divierte menos con lo que hace.
- Sí, me divierto menos. La responsabilidad lo lleva implícito porque se pierde espontaneidad. Me divierte el proceso de creación pero, en un concierto con 15 mil personas de las cuales 13.900 te apuntan con un móvil, todo es más rígido. Sigo amando lo que hago, pero me he dado cuenta de que lo sigue libre de todo eso es el proceso de creación en el estudio. En directo salgo con más miedo. Antes no había cámaras y era más inconsciente. Era más divertido.
- Dice que no tiene la capacidad de inventarse nuevas vidas y que por eso sus canciones siempre hablan de usted. ¿Ha conseguido ya crear un ‘alter ego’ al que usar de comodín a conveniencia?
- Sigo igual. En este disco hay un par de canciones muy autobiográficas. Por ejemplo, si alguien trae a un noruego y le traducen una de esas dos canciones y luego yo me tomo una caña con él, diría:‘hostia, estas canciones se parecen a ti’. Son canciones que explican claramente de qué pie cojeo.
- ¿Cómo de engrasada sigue su militancia en la ‘religión’ atlética?
- Estamos haciendo una temporada increíble aunque llevamos un mes muy complicado. Tenemos una gran plantilla con grandes incorporaciones:Julián Álvarez está aportando mucho; Giuliano, el hijo del Cholo, está cambiado cosas del equipo, al igual que en su día las cambió su padre. Sigo enamorado de mi equipo y creo en él. Vivimos un momento en el que algunos elementos, como el VAR, están distorsionando y pixelando el mundo del fútbol. Es evidente que su utilización está sesgando muchas cosas. Además, la eliminación del Atleti en la Champions tuvo un grado medio-alto de injusticia.
- ¿Qué daría a cambio de que el Atleti ganara una Champions?
- Me haría mucha ilusión, más de lo que la gente se piensa. Es algo personal, dejaría de hacer algo que me reportara mucho éxito porque el equipo la ganara. Me parece profundamente injusto que no haya sucedido ya. Lo deseo con mucho corazón. Es de justicia divina.
- Compone para películas, para otros artistas y está muy metido en su faceta de productor, ¿dónde se encuentra más a gusto?
- Me hace ser un poco más libre. Cuando estoy escribiendo y componiendo para mí tengo un grado de autocrítica feroz. En cambio, cuando lo hago para otros mi sensación es que tengo un mayor grado de objetividad. Disfruto mucho y veo las cosas mucho más claras.
- ¿Qué piensa cuando llega a casa, cuelga el traje de roquero y se mira en el espejo?
- Hago muchos esfuerzos para que todo lo que le pasa al tipo del sombrero se parezca a lo que le pasa a Miguel. No tengo una dualidad de superhéroe como Superman, que cuelga el traje y tiene otra vida diferente. Mi vida se parece mucho arriba y abajo del escenario. O, al menos, trato de que se parezcan. En el pasado, he descuidado muchas cosas que tienen que ver con mi salud mental, pero me he dado cuenta a tiempo de que mi vida real también está cuando me bajo del escenario. Antes todo pasaba por salir de gira y estar pedo por el mundo. Ahora tengo que cuidarme más.
- Terminamos, ¿qué tal se lleva José Miguel Conejo con Leiva?
- Cada vez mejor. Por suerte, este nuevo disco reconcilia mucho a estos dos personajes.
Disco: ‘Gigante’
El músico madrileño Leiva
Un nuevo disco de Leiva siempre es motivo de celebración. ‘Gigante’, su sexto álbum de estudio, también lo es. Un trabajo en el que presenta una nueva visión de sí mismo a través de 14 canciones, 53 minutos y miles de palabras que, en cuidado y perfecto desorden, esperan su turno para ser lanzadas sólo con billete de ida.
Un disco que supone su inevitable y cíclica visita a un precipicio en el que se mueve con soltura en un trapecio donde la red hace tiempo que se quedó sin trabajo.Un disco que supone su inevitable y cíclica visita a un precipicio en el que se mueve con soltura en un trapecio donde la red hace tiempo que se quedó sin trabajo. Es un tipo con siete vidas que sabe cómo caer de pie. Siempre lo hace. Su vía de escape en forma de terapia para que la cordura, una compañera a veces esquiva, pueda asomar en perfecto estado de revista.
Portada de ‘Gigante’, el nuevo trabajo discográfico de Leiva
Menos divertido, pero más responsable, “antes me divertía más, era más inconsciente”, vuelve uno de los grandes, un tipo espigado que, detrás de su inseparable sombrero, tiene claro quién es y a qué juega: “Tengo margen de mejora en mis cualidades vocales, mi principal valor es el talento para contar cosas”.
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