

La divinidad vuelve a abrirse paso entre un montón de seres terrenales. Tadej Pogacar, el ciclista que no tiene otro rival que la leyenda, volvió a triunfar en el gran domingo de Flandes. Herido en el orgullo tras la derrota de San Remo, el esloveno sometió a Mathieu Van der Poel, su eterno rival de primavera, en su terreno para volver a reinar en Oudernaarde ganando su segundo Tour de Flandes y apilar en su excelso palmarés su octavo monumento.
Sus mechones rebeldes asoman por las rendijas del casco, el polvo se arremolina en suspensión y acelera, forzando sobre los escaladores, moviendo con violencia los hombros sobre el adoquín y dejando rivales, cada vez más minúsculos en el plano televisivo, sin levantar la mirada. Derrotados. Absorbidos por el poder de un coloso que dicta sentencia cuando quiere.
El corredor del Alpecin respondió a otro ataque de Pogacar con fuerza bruta. La batalla entre los dos bichos estuvo más viva que nunca en el Tour de Flandes de este domingo.
Otra vez estamos en Kwaremont, como en 2023, y Pogacar acaba de derrotar a Van der Poel para superar al neerlandés, Bartali, Boonen y Cancellara e igualarar con Rik Van Looy en clasificación de devoradores de las grandes clásicas. Historia viva.
Demoledor en todos los muros
En el segundo paso por el estrecho y empinado, Kwaremont, Pogacar encendió la picadora. Agradecimiento a sus compañeros por el desgaste y primera andanada para llevarse a Van Aert, Jorgenson y Pedersen a rueda. Van der Poel, que había sufrido una caída a 156 km de meta, tardó en reaccionar, pero soltó un latigazo en la parte dura de la célebre cota para enlazar y generar el grupo que se jugaría la carrera.
El corredor del Alpecin se vio involucrado en una montonera cuando faltaban más de 120 km a meta que, pese a todo, no le impició seguir.
Tras coronar, con viento de cara, el campeón del mundo pidió colaboración, Visma con Benoot por delante no quiso saber nada, y Van der Poel se puso a tirar, para después, en el Paterberg, atacar desde el canalón. Era el primer paso por el encadenado y los dos colosos comenzaban la tortura.
Llegó el Koppenberg y solo Van der Poel aguantó la tercera andanada de un Tadej que, con más ganas de sangre que nunca, no se aguantaba. Jorgenson y Van Aert y Pedersen mostraban debilidad. La fuga con Ganna, Kung, Benoot y compañía apuraban sus últimos.
En el Taaienberg, Visma parecía que claudicaba. Otro palo de Tadej, Mathieu se agarra firme y Pedersen se coge como puede a la rueda. Carrera destrozada. Un juego a tres en busca de la gloria en domingo de la gran fiesta flamenca. Pero solo uno tenía la mano ganadora.
En el Kruisberg, explosiones: Pogacar levantó el capó a Pedersen con otro palo ganador. Lo quería quemar todo el esloveno, inmenso y herido en el orgullo tras San Remo. Hasta ahí llegó el danés. Se marcharon Van der Poel y Pogacar en otro duelo para los libros de historia.
Otra vez en el Kwaremont
El mejor ciclista del siglo otra vez se coronó en el Viejo Kwaremont con otro ataque termonuclear que no encontró respuesta por parte de Van der Poel. Como en 2023, el esloveno sentó a su gran rival para marcharse en solitario a por su octavo monumento. Ni el viento de cara logró mermar el ímpetu del emperador. Una estampa impresionante que ya forma parte del imaginario ciclista. Algo que trasciende de la bicicleta por parte del mismo heredero de Eddy Merckx.
Pedersen derrotó a Van der Poel en el sprint por el podio. Van Aert, cuarto e Iván García Cortina entró noveno. El domingo más adoquín en Roubaix. La vendetta cambia de lado.
This news was originally published on this post .
Be the first to leave a comment