

No sería casualidad que pusiera la firma a la victoria por más que se le resistiera su primer gol liguero durante 69 partidos (en Champions se estrenó a la segunda cita, en su primera titularidad). Tampoco que lo hiciera en el minuto 93. Como tampoco que supusiera una remontada. Todo lo contrario. Simplemente es el fruto de su insistencia, su crecimiento sin techo y la encarnación del espíritu indesmayable de este Atlético.
Consciente de que a su enorme talento con el que se convirtió en el gran olvidado de la última lista de Luis de la Fuente y a las piernas y el criterio para manejar el balón que le han permitido ser el pilar sobre el que se ha sustentado el Atlético durante los duelos a cara de perro frente a Real Madrid y Barcelona en los dos últimos meses sólo le faltaba el gol, Simeone llevaba tiempo reclamando a Barrios una mejora en esa faceta. Pisando más el área rival o empleando su buen disparo, debía adornar una estadística que no se correspondía con su potencial.
De ahí que su trabajo acabara teniendo fruto en Sevilla con una conducción y una definición con la que saldaba la deuda con su técnico… y con su capitán. “Le he dicho que ya era hora de que metiera gol. No, es broma. Está haciendo una temporada extraordinaria. Muy contento por él y sobre todo por el equipo”, confesaba Koke tras el duelo. “Un gol muy lindo y deseado por Pablo porque siempre estamos detrás de él. Nos dio una gran alegría por no dejar de insistir”, secundó El Cholo.
Triunfo marca de la casa
Más allá de la importancia del tanto, Barrios no hizo más que enarbolar la fe que Simeone ha impregnado en el vestuario y la preparación física de Luis Piñedo que permite al Atlético llegar en plenitud a los instantes finales. De hecho, ya son 28 tantos los goles celebrados a partir del minuto 80, la friolera del 31,1% de los 90 que contemplan a los rojiblancos en este curso.
Una capacidad para no darse por vencidos que también se refleja en que se trataba de la quinta ocasión (la segunda frente al Sevilla) que volteaban un marcador en LaLiga para acabar ganando (la anterior había sido ni más ni menos que en Montjuic). Y con las ideas claras, como remarcaría Koke: “¿Se puede ganar el título? Valladolid”.
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