

Después de incontables semanas haciendo la goma y desaprovechando oportunidades, el Granada parece haber activado el modo competitivo con tres victorias y un empate en las últimas cuatro jornadas y, aunque no logró tumbar al Elche, ya ha demostrado ser un rival muy a tener en cuenta en los últimos compases de la competición, donde su pegada se antoja temible. Es decir, el equipo de Fran Escribá llega como un lobo con piel de cordero y lanzado al sprint final de la temporada regular.
Una plantilla para la gloria
Después de descender, el club de Los Cármenes moldeó un equipo preparado para luchar por el ascenso directo y, aunque a lo largo de la temporada no ha sido capaz de sostener un rendimiento regular, su potencial es innegable, capaz de doblegar a cualquier rival si son capaces de mostrar su mejor versión.
Un calendario propicio
Una vez reactivadas sus opciones con los últimos buenos resultados, los pupilos de Fran Escribá tienen que enfrentarse a Málaga, Eibar, Dépor y Castellón antes de cerrar la Liga visitando al Racing de Santander, cuatro rivales relativamente asequibles a los que los andaluces deberían tumbar para pelear por todo hasta el final.
El colmillo de Boyé
Con cuatro goles en cinco jornadas, Boyé ha demostrado haber afinado su olfato goleador para firmar la temporada más anotadora de su carrera. Aunque erró el penalti que le podía haber dado la victoria ante el Elche, al ‘espartano’ del gol le sobra personalidad y el fallo puede ser su combustible para liderar al Granada en el tramo final del curso.
La experiencia es un grado
Fran Escribá tiene a sus órdenes a jugadores como Hongla, Boyé, Sergio Ruiz, Villar o Trigueros, futbolistas de primer nivel que podrían estar jugando en Primera tranquilamente y que además cuentan con una dilatada experiencia en situaciones límites, algo fundamental para que no les tiemble el pulso en los momentos decisivos, virtud con la que no cuentan muchos de sus rivales.
Una afición fiel
Aunque semanas atrás llegó a dudar, la afición rojiblanca se ha reactivado, mostrándose como una dosis extra de energía para el equipo, que sintió el aliento de los suyos en los últimos desplazamientos a Albacete y Cartagena, una marea rojiblanca que seguirá apoyando a los nazaríes hasta el final, algo que se pudo comprobar contra el Elche, con un ambiente en ebullición desde los prolegómenos del encuentro.
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