Entre los ladrillos rojos de Vallecas nació una canción que hoy se corea en Europa. ‘El Rayo fui yo‘, compuesta por Duro Galván, se ha convertido en el eco popular del centenario del Rayo Vallecano. Un canto que rebosa identidad y valores para representar al barrio ‘más grande del mundo’.
Duro Galván no es un apellido, aunque suene a personaje. Es el nombre que eligieron cuatro chavales de Vallecas —Víctor López (vocalista), Adrián González (guitarra), Abel Alía (bajo) y Antonio “Bata” Fernández (batería)— cuando decidieron montar la banda a principios de 2025. A ellos se suma María Martínez, la voz femenina que atraviesa ‘El Rayo fui yo’ y que aporta un matiz diferente al colectivo. Su música respira orgullo de barrio. En apenas unos meses pasaron de publicar su primer single en plataformas a firmar la canción del centenario rayista, convertida ya en himno de la afición. 10 meses meteóricos para acabar cumpliendo un sueño.
Duro Galván en MARCA.
El origen de la canción no fue una idea medida. Fue, como admiten ellos mismos, fruto de la rabia. “De una noche de enfado —recuerda Adrián, estaba muy cabreado ante la ausencia de un himno o algo especial por el centenario. No tengo nada en contra del himno original, que canto siempre, pero creíamos que era necesario cubrir ese hueco. Al principio con dudas, pero luego, al cantar a capela en el local, vimos que tenía subidas y bajadas, que se podía corear, y tiramos para adelante”.
La letra de un barrio
Desde ese arranque visceral, la canción fue tomando forma como un retrato del barrio de Vallecas. No buscaban clichés, pero sí símbolos reconocibles para cualquiera que haya recorrido sus calles y bulevares. “No puedes desligar el club del barrio y viceversa”, explica Abel. De ahí las menciones a Prudencia Priego, al Santa Inés o a los ladrillos rojos que enmarcan la vida cotidiana. “Queríamos ser sutiles, no caer en el topicazo, pero si eres de aquí lo sientes distinto”, señala Adrián. “Y si no, también puedes conectar desde la humildad: el Rayo está en Primera, juega en Europa, pero sigue siendo un equipo de barrio”, comenta Bata.
El proceso creativo fue casi artesanal, pero con la vista puesta en cómo debía sonar en la grada. No es casual que miraran hacia Anfield. “Nos pusimos a ver vídeos de estadios cantando himnos a capela. El del Liverpool fue la referencia más clara, aunque no lo parezca. También miramos al Sevilla o al Atleti. Queríamos que fuera lo más pegadizo y cantable posible”, rememora Adrián. Tanto que, durante las primeras pruebas, algunos peñistas y periodistas rayistas les aconsejaron incluir la palabra “franja”. Así nació ese verso central: “una franja en el viento”, relata Abel.
Y lo que empezó como un desahogo ha acabado como patrimonio rayista. El grupo aún recuerda con sorpresa la primera vez que sonó en el estadio, el 28 de agosto ante el Neman Grodno. “Entramos y nadie nos conocía, éramos uno más, y eso fue lo mejor: gritar la canción rodeados de gente que no nos miraba porque no éramos importantes. En ese momento ya no era nuestra canción, era de todos”, dice Abel.
También puedes conectar desde la humildad: el Rayo está en Primera, juega en Europa, pero sigue siendo un equipo de barrio
Incluso llegaron a plantearse sacarla anónimamente, ya que no buscaban un trampolín. “Ojalá llegue un día en que la gente olvide que es de Duro Galván y solo piense que es una canción del Rayo”, apunta Abel y refrenda Adrián. El primero, entre risas, confiesa que en esa misma tarde en el estadio erró al cantarla: “Empezó a sonar por la megafonía y todo el estadio estaba cantándola. Yo estaba nervioso y bloqueado, y me equivoqué cantándola”. Después, con la misma naturalidad, remata: “Si total… yo todavía estoy aprendiendo a tocar el bajo”.
El estadio la hizo suya
Pero más allá de la afición, la canción también se convirtió en un altavoz social. Lo resume Víctor con claridad: “Tiene que ver con lo social, con la representación de unos valores que van mucho más allá de meter goles”, explica Víctor. Esa idea se hizo carne en las fiestas de La Karmela, donde la banda tocó ante miles de vecinos. “No se puede explicar, fue un sueño que pasó en 30 segundos”, indica María.
Ojalá llegue un día en que la gente olvide que es de Duro Galván y solo piense que es una canción del Rayo
Semanas después, en la Oktoberfest vallecana, llegó otra escena imborrable. Óscar Trejo, capitán y leyenda rayista, abrió el primer barril, se mezcló con la gente y acabó subiendo al escenario con ellos. “Trejo estaba ahí, grabándonos con el móvil y, de repente, subió a hacerse una foto con nosotros. Nos decía ‘chicos, sois los mejores’ y le respondimos: ‘No, el mejor eres tú’. Ese gesto de humildad y cercanía nos pareció enorme”, recuerdan. Para ellos, no hay duda: “Trejo es la persona por excelencia que puede representar lo que es el barrio, lo que es el Rayo y a todos nosotros”, reconocen Víctor y Abel.
Un siglo de vida, un barrio que nunca se rinde y un regreso a Europa que parecía condenado al recuerdo. El Rayo lo celebra coreando una canción nacida entre las paredes de un local de ensayo. Para Duro Galván, todo esto ha sido “la tormenta perfecta”. Hoy Vallecas vuelve a mirar al viejo continente con un himno propio y nacido de su gente, ese coro a capela que parecía imposible. “Esto tiene potencial, pero nunca te imaginas que un estadio entero lo cante. Te lo puedes imaginar, sí, pero siempre piensas: esto no va a suceder nunca”. Y, sin embargo, sucedió.
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